Marruecos: destino gastronómico

Por Clara Riveros. 

Aprovechando la Fiesta del Cordero, publicamos este artículo de nuestra lectora y amiga, Clara Riveros, en el que nos adentra en el fascinante mundo de la gastronomía marroquí. Somos conocedores de la importancia de esta celebración para todos los marroquíes y el mundo musulmán en general, de ahí que desde Marruecos Negocios les deseemos Eid Moubarak a todos a través de la siguiente crónica en la que se refleja la cultura del país alauí a través de sus sabores y sus olores.

Marruecos es Atlántico, es Mediterráneo, es sorprendente. Estimula los sentidos. Por un lado, exhibe su modernización en ciudades como Casablanca, por el otro, preserva su patrimonio cultural. Adentrarse en las medinas es asistir a una revelación histórica. La arquitectura del país es impactante; su gente, amable y generosa; el cielo, azul e imponente. Tantos lugares para recorrer, caminar y conocer.

La comida marroquí no deja indiferente a nadie que pise el norte de África y es que éste no es un elemento menor, la comida es un rasgo, un elemento identitario, casi tan importante como la lengua, da cuenta del pasado, de las tradiciones y también del paso del tiempo, de la fusión, la mezcla y la influencia de otras culturas. Todo esto, en suma, puede enriquecer la diversidad y las prácticas cotidianas de un país. Un pueblo también habla a través de su comida y, en ese caso, Marruecos tiene mucho para decir. ¿Cómo no perderse en todos sus colores, olores y sabores?

La Plaza de Mercado de Rabat es un buen lugar para empezar, allí es posible observar la gran variedad y diversidad de frutas, verduras y especias, entre otros muchos productos. Es otro mundo. Y, para tomar aliento y café antes de seguir con la travesía, las opciones son variadas, bares y pastelerías de gran prolijidad.

Un lugar que definitivamente vale la pena visitar es Chaouen, al norte del país, allí se puede disfrutar lo mejor de los platos populares y tradicionales, se encuentran hoteles, restaurantes y hostales. Incrustada en esa ciudad azulada y de ensueño que parece detenida en el tiempo está Casa Hassan, lugar en el que la cercanía y el buen trato le harán sentir de visita en casa de sus amigos. Le recibirán con tajine de cordero o si lo prefiere con el emblemático cous-cous, también carnes, pescados y ensaladas. Comida estupenda y óptimo servicio.

Agadir, al centro del país, es una ciudad nueva, sus hermosas playas y mar apacible, la convierten en el mejor escenario para un paseo tranquilo, solitario y con los pies descalzos. Hay muchos y muy variados hoteles, entre ellos la firma colombiana Decameron operada por un cordial hotelero italiano. El Royal Decameron Tafoukt Beach Resort tiene, justo en frente de la playa, Café del Mar, allí hay platos marroquíes, italianos y franceses, un lugar tan agradable para tomar el té, alguna bebida espirituosa al caer la tarde y, claro, conversar y contemplar el paisaje.

La Marina de Agadir, en el extremo norte de la bahía, es un lugar ideal para un paseo nocturno que ofrece posibilidades diversas para cenar. La Madrague, cuenta con un gran servicio y su comida es excelente, también lo son los vinos, Chateau Le Bonnat, uno de ellos.

Todo ha sido notable pero, tal vez, los desayunos sean inolvidables e insuperables. ¿Dónde más comenzaría el día con esa bebida maravillosa y reconfortante, thé à la menthe, acompañada de pan rústico -hecho casi directamente al fuego-, queso árabe muy fresco, miel, aceite de argán y de oliva, tantas frutas y esas tradicionales pastas de almendras perfumadas con azahar?

No es fácil marcharse.